ASTROTIERMES:

Crónica de un fin de semana de estrellas, arqueología, historia y muchos amigos.

No es fácil escribir esta crónica, ha sido un evento tan lleno de actividades y aventuras que tratar de resumirlas es una tarea casi titánica. Durante los tres días nos juntamos un número enorme de colegas en un entorno histórico y natural de lo más fascinante.

Nos íbamos agrupando y formando piñas cada cual más entretenida, imaginar la de vivencias personales que podrían reunirse si todos escribiéramos algún tipo de crónica…

Por ello os contaré nuestra experiencia aunque es fácil que me deje muchas cosas…

 

Llegamos el viernes por la tarde a La Venta de Tiermes, con el coche cargado hasta las orejas; allí ya se encontraban algunos compañeros que charlaban y bromeaban junto a la entrada. Nos dio el alto Pedro en el aparcamiento, fue una alegría volver a verle… ¡desde las Majadas! Ya está bien.

Nos organizamos para el “AstroHouse” y decidimos descargar en el salón de actos los “ingredientes” para el show de ciencia. En el mismo salón había montada una exposición de pintura lunar titulada “Paisajes de la Luna” del pintor Moisés Rojas, que estaría todo el fin de semana.

 

Aprovechamos para saludar a todos los presentes, un montón de caras conocidas y coches que nos daban la pista de quienes más andaban por allí…

En una mesita improvisada te apuntabas a las cenas y comidas del fin de semana. Elegías qué querías de las opciones de comida y te lo llevabas escrito en la tarjeta numerada con el día concreto para evitar confusiones.

Seguían llegando coches y aprovechábamos para saludar a más y más participantes. Entre ellos estaban Juanfer e Inma, toda una sorpresa su presencia. Fue una alegría que vinieran ya que pude conocerles por fin personalmente.

A la hora de la cena pasamos a un salón donde las mesas estaban ya dispuestas. Nuestros compañeros de mesa más cercanos fueron miembros del Grupo Kepler, Angel G. Roldán, Juanfer e Inma, Jesús Carmona, Pedro Vidal y Jesús “Murnau”. Imaginaros las risas que pasamos, sobre todo cuando Jesús se deshacía en elogios al “Cabernét-Sauvignon” al que aconsejaba rebajar con casera para evitar que saliéramos ardiendo.

-“No encendáis nada que con el aliento os chamuscáis las cejas o salís ardiendo”- qué buenas risas nos pasamos, la verdad. Jesús  se pasó gran parte de la cena levantando la vista y buscando al camarero/a para pedir más casera… que no venía, y cuando llegaba con una nos tirábamos como locos todos a pedir copa en mano. Jesús soplaba... –“cabrones, que no me vais a dejar después de todo”- “¿tú también quieres? no si lo que te digo….” Jajajajajajaj. Al final de la noche había más cascos de casera que de agua.

Hice algunas fotos de recuerdo de la cena.

Salimos a la calle y nos acercamos al fondo donde estaba oscuro para ver la calidad del cielo. Daban para esta noche un poco malo y mejor para el sábado. Pero pensábamos: mejor observación en mano que esperar a mañana por si las moscas cambia... Al fondo del camino estuvimos viendo el cielo y nos tuvimos que tapar el “megafoco extraintenso” del parking con las manos porque nos deslumbraba sobremanera. Una finísima línea en el cielo (seguramente una estela de avión) se mantenía marcada y bromeaba diciendo: -“mirar, han comenzado a pintar las líneas de Ascensión Recta”- El cielo no estaba mal después de todo.

-“¿Qué hacemos? ¿montamos?”- la verdad es que estábamos todos tan animados que no queríamos desaprovechar la noche. Un grupo comenzó a montar en una zona oscura para los chavales, y muchos fueron allí, otro pensamos acercarnos al pueblo (Montejo de Tiermes) para montar el telescopio en la AstroHouse (así si el cielo tenía previsto “enguarrearse” ya estaríamos en la casa). Parte del grupo que iba a la AstroHouse se fue a tomar café, mientras los esperábamos nos acercamos a la plantada de telescopios que ya había reunido gran cantidad de personas. Estuvimos visualizando constelaciones mientras escuchábamos los ñiiiisss- guissss de los motores y los láseres surcaban el cielo.

Cuando aparecieron los que faltaban comentamos al grupo que nos marchábamos a montar a la AstroHouse y salimos en caravana. Una vez allí descargamos los coches, y sacamos los telescopios para llevarlos al patio. Éste resultó un mega-jardín bastante majo, con una habitación para dejar los “bártulos” cerca de la salida. Llevamos la ropa y el aseo a nuestras habitaciones y aproveché para hacer algunas fotos, no sé qué sería lo que estaba contando Jesús “Murnau” a Patricio y Maribel pero cuando le hice la foto le debí pillar hablando del “Punto Vernal” o de algún otro cruce de líneas celestiales… jajajajaj viendo la postura de las manos cruzando dedos. O lo mismo les decía: -“os lo juro que aquí venimos a hacer astronomía”- jajajajaj. Es broma. Pero a que te intriga saber de qué estaría hablando…¿?

Montamos fuera los equipos en la zona más oscura del patio.

Curiosamente el cielo se seguía portando a pesar de que esperábamos que se nublara así que nos pusimos las pilas y comenzamos a apuntar a todo lo que estaba a tiro. Con cada telescopio alucinábamos más y más. Juanfer se lo pasó en grande disfrutando de unos y otros y no recuerdo en qué momento de la noche fue pero después de varias horas dijo en voz alta: -“ya se qué telescopio me voy a comprar….. ¡todos!” Porque con cada uno encontrabas emociones maravillosas, alucinabas, uno con los cúmulos, otro con el cielo profundo, y bueno esa visión de Júpiter con binocular: ¡para caerse de rodillas y admirar con cara de bobo y baba incluida!.

Nos quedamos alucinados con Patri por la capacidad de resolución ante los posibles contratiempos que nos dan los equipos muchas veces en la noche, a oscuras y con sus manos se encebolló hasta que dio con el ajuste correcto y lo dejó niquelado ¡menuda máquina!. A eso de las 3 am ya estábamos todos haciendo cola para mirar Júpiter y no había como escuchar la cuasi-blasfemias de los más adelantados para arder más aún en deseos de mirar. Y llegó el momento solemne de dar el paso y meter el ojo: esa visión binocular era grandiosa, nítida y estable, el disco del planeta estaba cuajado de detalles. Bandas de todos los grosores, filamentos, regiones oscuras y claras, óvalos… y el espectáculo de Ganímedes. Éste paseaba su oscura sombra redonda y nítida por delante de Júpiter mientras su disco se adentraba en el limbo del planeta.

Con esa imagen en la cabeza me separé del binocular y deambulé por la pradera diciendo para mis adentros (eso creo) –“jod…. Qué visión. Flipante”-

De vez en cuando oías a alguien alucinar en colores mientras miraban el planeta y después soltar un “no veo nada”… y ver pulular despacio con las manos adelantadas por si topaba con otro. Eso sí, sin dejar de describir de viva voz lo que había visto.

Los globulares con el telescopio de Jesús, inolvidables! Dobles hermosas… hubo un rato en la noche que pusimos un Nagler 31 (y un filtro OIII, también con un NPB y otros oculares) para ver algunos objetos con el LB16”… no tengo palabras para describir los objetos. Pusimos Los Velos y cuando me subí al taburete se me cortó la respiración. Las estructuras en NGC 6992 (Velo Este) se revelaban por doquier, filamentos y fragmentos de nube llenaban la imagen, curvándose para formar la característica imagen del Velo, como en las fotos. La forma me recordó a una pata de jamón cuando está empezada… bueno, la astronomía a ciertas horas de la noche te abre el apetito y quizá se me podía haber ocurrido otra cosa pero fue lo que me inspiró. La primera impresión es impactante, no puedo aguantar soltar alguna exclamación…  Algunos compañeros se marcharon y entre la tertulia tan amena que teníamos seguíamos mirando al cielo. Éste seguía despejado, para nuestra sorpresa, aunque la zona oeste se mostraba algo emborronada y costaba sacar foco a las estrellas.

No recuerdo la hora pero nos acostamos muy tarde, guardamos a Sauron y nos despedimos de los más valientes que aún seguían a pié del cañón (nunca mejor dicho).

Al día siguiente sonó el despertador y casi lo destrozo, oírlo fue como una puñalada. Pero sacas a rastras el cuerpo de la cama, te vistes y sales como puedes. En ese proceso escuchamos el coche de Patri salir para la Venta disparado a la observación solar. Imagino cómo llevaría el cuerpo después de quedarse aún más rato con el telescopio la noche anterior.

 

 

Llegamos a La Venta y allí estaban Jesús Carmona y Patricio montando el equipo para la observación solar. Los curiosos nos fuimos acercando poco a poco para ver el espectáculo del montaje... parecemos nuevos… y es que mirar por ese telescopio es siempre tan fascinante, como si fuera la primera vez. Además nuestro Sol es tan cambiante que cada minuto es diferente.


¡Qué ganas de un café! Pero con semejante evento cualquiera se va, además la cafetería aún no estaba abierta así que disfrutamos del momento. Pero la torta de sueño que tenía encima cada vez pesaba más y con el solecito calentándonos veía peligrar la observación (cosa que se arreglaría con una buena tumbada bajo el chamizo). Pero el ambiente se fue poniendo alegre y cada vez llegaban más y más compañeros.

A Jesús se le olvidó el “palpatine”… bueno, así es como llamamos en casa cariñosamente a la tela negra con goma que Jesús se coloca sobre la cabeza para observar el sol. Y es que cuando se lo deja a media altura sobre la frente… nos recuerda mucho al atuendo Jedi.

En este punto Juanfer pensó en la chaqueta negra que el día anterior llevaba puesta y se la ofreció (alucinante por cierto, con el nombre de AstroFácil y personalizada con su nombre). Durante la sesión de observación todos nos la pusimos en la cabeza y, cual bautizo, por unos momentos todos fuimos un poco AstroFácil.

Visto asi: esta imagen da mucho juego :-)
Visto asi: esta imagen da mucho juego :-)

Las caras de sueño abundaban por doquier, aproveché para hacer muchas fotos del momento, mientras los coches se iban acumulando en el aparcamiento. También se montó un PST cerca y estuvimos observando con ambos.

 

Mientras el cielo comenzó a ponerse algo turbio y lo mirábamos con recelo pensando que lo mismo las condiciones empeoraban, las nubes parecían venir un día después de lo esperado… -“mal pinta, como siga así esta noche vamos apañados”-

La cafetería había abierto hacía un rato así que salimos disparados para tomar un buen tanque de café.

Después, como imaginaba, Nando volvió a la cola del telescopio de Jesús para ver “la evolución de las protuberancias” esa experiencia en vivo le deja siempre fascinado. Ya sabía yo que con una vez no sería suficiente, así que me acerqué para “escuchar” sus descripciones. Cada vez había más personas mirando el Sol, aunque el cielo parecía ensuciarse por minutos.

Tuvimos ratos deliciosos charlando con los compañeros de fotografía, cámaras, y experiencias… muy enriquecedor. Aproveché para tomar algunás imágenes con el Samyang. De nuevo aquella línea (estela) en el cielo, curiosamente en el mismo sitio que la que vimos por la noche, trazaba un arco en el oeste (foto anterior). También aproveché para tomar algunos retratos divertidos(-“señor Carmona… esas posturas”-). Paralelamente a la observación se realizó el Astromanta para los interesados en la compraventa de material astronómico.

 

Jaime se acercó a la zona de la observación y anunció la próxima actividad:  una charla en el salón de actos llamada “Mitos y Leyendas de Tiermes” por Arturo Aldecoa.

La sala se llenó tanto que se tuvieron que utilizar las escaleras como alternativa, señal del éxito de la charla, entregaron además unos libritos muy interesantes sobre cómo fue la antigua Tiermes. Aproveché para tomar algunas imágenes de recuerdo. Llegaron más compañeros que se sumaron a las actividades.

Después de la charla salimos todos a las excursiones. Había programadas dos: una vista al yacimiento de Tiermes (necrópolis de Carratiermes) y otra a San Esteban de Gormáz y el románico. Ambas eran muy interesantes pero solo podíamos ir a una. Tenía muchas ganas de que Fernando conociera el románico de Soria así que finalmente nos decidimos por la segunda. Se organizaron los coches, Jaime encabezaría una “caravana” así que solo teníamos que estar pendientes de él.

Mientras esperábamos Fernando aprovechó para afeitarse en el coche, vimos a Ángel en su coche y como iba solo le comentamos que se viniera con nosotros para ahorrar uno. Así que los tres en el “Selenemovil” partimos hacia la excursión. Qué buenas risas y momentos pasamos hasta llegar a San Esteban de Gormáz.

La primera parada fue el Parque Temático del Románico. Un recinto de gran belleza natural, a 2,5 km del casco urbano, llamado el Molino de los Ojos. Aquí se puede contemplar con todo lujo de detalles los rincones y detalles de nueve iglesias representativas del Románico de la Comunidad, una por provincia:

  • San Vicente de Ávila (Ávila)
  • San Martín de Frómista (Palencia)
  • San Juan de Rabanera (Soria)
  • Santa María la Antigua (Valladolid)
  • San Tirso de Sahagún (León)
  • Claustro del Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos)
  • Colegiata de Toro (Zamora)
  • San Millán (Segovia)
  • San Marcos (Salamanca)

También había una maqueta a mayor escala (no recuerdo si eran a tamaño natural) de los Arcos de San Juan de Duero (Soria capital)… La verdad es que las maquetas estaban realmente bien hechas, acercarte para ver los detalles merecía la pena, eran espectaculares. También había carteles donde explicaban cómo usaban en época medieval las plantas medicinales.

 

 

 

También había a una escala enorme (no recuerdo si eran a tamaño natural) de los Arcos de San Juan de Duero (Soria capital)… La verdad es que las maquetas estaban realmente bien hechas, acercarte para ver los detalles merecía la pena, eran espectaculares. También había carteles donde explicaban cómo usaban en época medieval las plantas medicinales.

Después fuimos a visitar la iglesia de Nuestra Señora del Rivero (también conocida como El Rivero). Este nombre viene dado porque fue construida sobre la vega del Duero. Nada más acercarte a las escaleras que suben a la iglesia te quedas sin aliento, y no solo por el esfuerzo bajo el sol.

Pulsar en la imagen para ver en grande.
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Este edificio impresionante del s XII te emociona a primera vista, y cuando comienzas a subir descubres la galería porticada con 9 arcos que se abren al sur.

Hice muchas fotos de detalles de las columnas y de los arcos de la galería, las vistas desde aquí eran espectaculares. Hacia el sureste se elevaba en el horizonte un enorme cerro testigo… sobre él la imponente fortaleza califal de Gormáz.

Nos atendió un cura de la iglesia y nos hizo de guía para contarnos la historia de ésta.

Después pasamos al interior y pudimos contemplar la belleza del edificio: nave románica de tres tramos. La portada de acceso y los capiteles tienen una rica ornamentación. Hago muchas fotos de los detalles.

El ábside está oculto por el retablo barroco y aún conserva algunas pinturas góticas.

En el otro extremo destaca el artesonado del coro, es tan magnífico que te quedas absorto contemplándolo.

El hombre estaba tan entregado a su labor de guía que se nos echó la hora de comer encima y ya no tuvimos tiempo de ver más cosas. Así que nos marchamos todos en fila india para tomar el camino de vuelta a La Venta.

¡Qué hambre teníamos! Al llegar vimos que los de la visita al yacimiento estaban también llegando y por lo que nos contaron también les faltó por ver algunas cosas.

Ya en la mesa.. de nuevo más risas. Después de comer era la conferencia de Ángel así que  Jesús aprovechó que teníamos al conferenciante para “meter caña” a los camareros y que nos sirvieran presto y raudo. De paso aprovechó para comenzar con el pedido de caseras: -“porfavor, es para el conferenciante”- “a ver si puede ser que sirvan por aquí antes que el conferenciante tiene que acabar antes.. y tal”- jejejejejejej qué bien lo pasamos. El vino, de nuevo fuego puro como él decía: “¡más casera!”. Entonces llegaron los peroles de judiones y las risas: -“¡ehh qué pasa que te echas más, tu no repitas que por aquí aún no las hemos olido… jajajajajaj”! y así hasta que todos tenían el plato lleno. Entonces comenzaron los goterones en la frente del sudor y el sofoco, más risas por las consecuencias de las judías: entre éstas y el “Cabernét-Sauvignon” vamos listos… Después de tener “frita” a la camarera con las caseras llega el segundo plato (de nuevo: porfavor, esta zona.. el conferenciante…. A ver si es posible…¡ya la tengo en el bote! dice Jesús). Y el segundo plato del conferenciante que no llega. Toda la mesa llena de solomillos pero ¿y el pollo?... al final el conferenciante comienza el segundo plato ¡el último de la mesa!. No hay foto pero teníais que haber visto la de caseras que se acumularon por esta zona. 


Se levantó Ángel para hablar a la sala: la entrega de unos regalos sorpresa para los organizadores: Jaime, Patricio y Arturo por la labor de AstroTiermes (a Jesús Carmona le esperaba otra sorpresa el domingo). Aproveché para hacer una foto a Mintaka que nos miraba a los del fondo sur... creo que andábamos armando jaleo :-)

Después Ángel avisó de la próxima actividad.

Tras la comida nos fuimos hacia el salón de actos para asistir a la charla de Ángel G. Roldán dedicada al Eclipse solar de la isla de Pascua. Fue sensacional, nos hizo sentir verdaderas emociones (quizá más intensamente a los que hemos vivido la experiencia de estar bajo la sombra de la luna… y es que es algo demasiado intenso para poder describirlo). Disfrutamos con unas imágenes de infarto de una Vía Láctea cenital inmensa y viva, unas Nubes de Magallanes y muchas aventuras más…como la visita a los observatorios de Chile… Qué espectáculo.  


Olvidé mencionar antes que de entre todas las cosas que nos ofrecieron a los asistentes (como bolsas de patatas, botellitas de miel, etc) había también ejemplares de la revista AstronomíA y algunas cosas más.

La tarde estuvo llena de actividades, en el exterior se organizó un taller de lanzamiento de cohetes de agua, imaginar la chiquillería lo bien que lo pasó.

Nosotros estuvimos en el salón organizando el taller de ciencia recreativa, y cuando todo estuvo a punto avisamos para que nos dejaran a oscuras para los experimentos de microondas. Medimos la velocidad de la luz con tranchetes de queso, experimentamos con la luz (hicimos “revivir” bombillas fundidas) tostamos CDs para ver las pistas, lanzamos cohetes con vacío, convertimos monedas de cobre en plata y oro…

Después el grupo Kepler realizó un taller de construcción de aparatos astronómicos para los chavales y nosotros estuvimos unos minutos más con la “Antorcha Infernal” para probar los filtros anti-contaminación lumínica en el espectrómetro de mano.

 

Comenzamos a recoger todo en la bolsa y nos tomamos un descanso antes de la cena.

A algunos coches los estaban preparando para la noche: papel celofán rojo cubriendo los faros. Un puntazo desde luego… sobre todo por algo que nos pasó por la noche al respecto.

Andábamos todos dispersos y charlando de tertulias, a algunos ya se les veía preparándose para la noche.

Entonces Ángel fue a arrancar el coche para moverlo y… gua gua gua clik… sin batería.

Estuvo intentando averiguar en la Venta si había por la zona algún sitio para comprar baterías, pero nada. Nos cruzamos con el coche de Jaime que venía del yacimiento y le preguntamos. Nasti de plasti. Nos planteamos ir con el Selenemovil a buscar ayuda pero después de todo hubo suerte, Enrique tenía pinzas para arranque.

Consiguió que el coche se pusiera en marcha y se fue a andar un poco con el, nos dijo que nos veríamos en la cena.

Después subimos con Juan a ver la puesta de sol desde el yacimiento.

 

Aprovechamos para hacer algunas fotos de la plantada de telescopios donde ya estaban tomando posiciones aprovechando la luz residual de la tarde.

Subimos dando un paseo hasta la ermita románica de Santa María de Tiermes. El enclave es impresionante, las vistas del lugar sobrecogedoras… es maravilloso poder contemplar algo tan grandioso y tan lleno de historia. Cuánta historia… y todo parece como si se hubiera quedado paralizado en el tiempo. Desearía algún día visitar la zona con más calma y dedicarme en exclusiva al yacimiento.

Desde lo alto del mirador la Luna y Venus parece que nos miran felices: “nuestros amigos astrónomos ya están aquí”. Las nubes encarnadas a la puesta de Sol y el cinturón de Venus al este nos brindan un momento sublime.

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Desde lo alto vemos muchos coches aproximándose desde la Venta, nosotros tenemos el telescopio en la casa; y con lo aparatoso que es moverlo y teniendo la hora de la cena a la vista casi optamos por dejarlo allí pues nos dijeron que la zona de observación seguramente se llenará de coches y telescopios. Dudan incluso si entraremos todos.

Nos planteamos subir andando después de cenar.

Mientras hacemos una visita a Jesús que ya tiene bastante montado su mega-dobson. Le acaba de poner la funda y los accesorios. Hacemos algunas fotos de recuerdo con la Luna y Venus de fondo.

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Como habíamos previsto subimos andando después de la suculenta cena. ¡¡Qué bien nos sienta para hacer la digestión!! Por el camino vamos con linternas y algunos coches nos adelantan. Cuando casi hemos llegado nos da el alto Enrique, nos pone firmes con la iluminación jejejejej y pensamos ¡qué bien organizado! No recuerdo qué comentamos pero se que hicimos muchas bromas con esto. Una vez en la plantada fuimos viendo los telescopios hasta llegar al “Rincón de la Paella”….  Observar por ella era mortal… una vez que metes el ojo y ves M17 o M13 con el quedas dañado en el corazón para siempre…

 

Hice algunas fotos con el Samyang del ambiente de observación, mientras...  sabía quién estaba mirando porque se le escuchaba en voz alta un ¡ostras! ¡hala! ¡jod…!..... ¡qué pasada!.....

Junto a Jesús las chicas complutenses habían montado el AstroSalón… un rincón cómodo de observación con su mesa, su lamparita y sus sillas para observar relajadas y tener tertulias de localización y descripción de objetos. Estuvimos repasando con el láser la región del otoño: Capricornio, Acuario, Piscis, Pez Austral…  para localizar la nebulosa planetaria Helix… y algunas cosas más. Después hice algunas fotos más porque era imposible mirar por el telescopio de Jesús…. –“¡Jesús, qué cola había!”-

La temperatura era deliciosa, aunque lo mismo estábamos tan bien por el paseito de subida desde la Venta. Comenzamos la bajada con un cachondeo impresionante que nos duró todo el camino. La sesión de chistes en el silencio de la noche, bajo la negrura del cielo, era de lo más sugerente. A mitad de camino estábamos tan fascinados por el “paseo nocturno” que nos paramos y por petición popular nos dedicamos unos minutos de silencio para contemplar el cielo. Yo no me pude resistir y como no había movimiento de coches me tumbé en el asfalto con las piernas en alto a modo de “caida”… era como estar suspendida entre las estrellas. Continuamos el viaje de vuelta y al rato llegó un coche. ¡Qué paranoia nos entró! Y qué risa, porque sabíamos que “venía” pero como llevaba los faros ocultos por el celofán rojo parecía que se iba, o que simplemente le veíamos de culo. Pero no.. al final de entre todas las tonterías ganó la teoría de que subía de espaldas… jajajajajaj  Bueno, sabíamos que no pero nos lo estábamos pasando tan bien que todo cabía. Al llegar a los coches Ángel volvió a quedarse sin batería así que nos bajamos sin su coche (como estaba alojado cerca de la casa no había problema).

 

 

Llegamos a la casa y comenzamos montar los equipos. Jesús dejó la luz del porche para montar (aunque con esto se perdía adaptación) y se colocó al fondo cerca de la valla.

Nosotros montamos el dobson oculto cerca de la casa, en una zona muy oscura pero justo debajo de unas ventanas de la casa de al lado.

Pedro preparó una larga lista de música espacial y sacó el equipo cerca de la puerta para crear ambiente. Nos regalamos un agradable rato de tertulia amenizado con unos deliciosos mojitos preparados por Marta. Sacamos una enorme mesa y sillas… Tangerine Dream en el aire….

Hice algunas fotos de recuerdo con el Samyang, el cielo estaba rabiosamente despejado.

Hubo un rato a cierta hora de la madrugada en el que la música sonaba como si una nave espacial estuviera abduciéndonos. Nos dio un ataque de risa a Ángel y a mi pensando en el vecino: que se asome y lo escuche y vea a cosas cubiertas de tela con un pepino blanco indescriptible moviéndolo y haciendo cosas raras… La verdad es que lo pasamos de miedo, en el buen sentido. Hubo tantas risas que acabé con dolor y agujetas en los costados.

Nos acostamos muy felices y no por el mojito solamente (he de insistir en lo rico que estaba, muy suave).

 

Al día siguiente nos reunimos en el salón de actos para hacer el sorteo de premios.

Los patrocinadores ofrecieron productos para sortear entre los asistentes: libros, cámaras de fotos… incluido uno de los cuadros del pintor Moisés Rojas: “Rupes Recta”.

Javier “Mintaka” fue el encargado de sacar el número ganador del “bombo”. Fue una mañana muy divertida, y tuvimos la fortuna de recibir uno de los premios: un libro “observando cometas, meteoros y supernovas”.

Al final del sorteo llegó el regalo sorpresa de Jesús Carmona por su incondicional ayuda en las jornadas: uno de los cuadros de Paisajes de la Luna. La cara de sorpresa fue un verdadero cuadro.

Después salimos al patio para hacer la foto de grupo, cada año se nota el éxito de asistencia. Nos fuimos agrupando en tertulias por la emoción del momento y sabiendo que llegaba el final… la pena de la separación, tan absortos estábamos que no nos dábamos cuenta de lo mucho que quemaba el sol. Hicimos algunos “posados” oficiales para el recuerdo, con las compañeras de la AAC y con los premios. También con Jesús, Patricio… y nos fuimos la cafetería a tomar unas coca-colas para despedirnos.

Llevé algunos dibujos astronómicos y comenté a las compañeras la propuesta de una actividad-taller de dibujo que tengo pendiente de realizar en la AAC desde hace tiempo.

Quedamos en realizarlo en octubre, la fecha aún está pendiente de fijar pero todo está en  marcha (este mes quiero terminar algunos compromisos).

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Nos despedimos de todos y nos marchamos hacia la casa para cargar el coche con el telescopio. Allí nos despedimos de Pedro, Jesús “C”, Patricio, Maribel y Marta que también se estaban preparando para la vuelta... Inolvidable la cara de Jesús "Murnau"... que estaba recién "levantau".

No se si por el calor que pasamos a la vuelta o por el agotamiento pero estuvimos unos días algo pochos… si es que no puede ser.. los años no pasan en balde.

 

Ahora… “que nos quiten lo bailao” fue un fin de semana sensacional que nunca olvidaremos.

 

Gracias a todos por hacerlo posible.

Leonor

 

 

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