Tránsito de Mercurio

9 mayo 2015

 

Con tantas lluvias no teníamos mucha esperanza de poder ver el tránsito del planeta por delante del disco del Sol, pero finalmente lo vimos.

 

Amanecía y el cielo no presagiaba  nada bueno, nubes densas lo cubrían todo aunque había un rayo de optimismo que me hacía confiar en que quizá, aunque fuera entre las nubes, pudiéramos verlo.

 

 

A la hora de comer llegó el Sol... justo a tiempo para cambiar las esperanzas por una ilusión y entusiasmo desbordante. Así que salimos pitando hacia el observatorio y sacamos a toda velocidad el telescopio por proyección Ícarus para disfrutar del espectáculo.

 

Mientras las nubes volvían a amenazar con cubrirlo todo comencé a hacer un dibujo del pequeño disco planetario viajando por la inmensa esfera de nuestra estrella. Es increíble cómo las escalas te hacen tomar conciencia de la realidad de los tamaños... la delicadeza del desvanecimiento del limbo aumentaba la sensación tridimensional del Sol y el diminuto disco parecía estar abrasándose en los brazos del astro rey.

 

Un detalle que nos llamó mucho la atención fue la intensa negrura de Mercurio comparado con la de las umbras de las manchas visibles. El dios alado no tenía que competir con ellas, destacaba con su perfecta negrura y figura redondeada.

 

 

 

Mientras lo dibujaba aprovechamos para sacar el refractor Phoenix de 150mm para verlo con el ocular pero el cielo no dio tregua y al poco de ponerlo se cubrió, y nos quedamos todos con ganas de más...

 

Decidimos marcharnos para aprovechar la tarde y dijimos medio en broma "venga, que a la vuelta volverá a despejar para verlo otro rato"...  ¡y se cumplió!

 

Sacamos de nuevo a Phoenix (que le habíamos guardado con el filtro listo por si había suerte) y volvimos a la carga. El espectáculo era total, y eso que tan solo era una diminuta bolita de carbón, en la hora y media que estuvimos fuera se había desplazado mucho y se acercaba al limbo para marcharse. Aproveché para hacer algunas fotos en afocal con el teléfono móvil por si conseguía capturarlo, después de varios intentos tuve suerte y conseguí un disco solar completo con las manchas y el planeta incluido:

 

 

Llegados a este punto pensamos que ya que estábamos porqué no quedarnos hasta el final para ver salir el planeta del disco solar, pero las nubes no nos dejaron ese premio final.

 

 

 

 

Aun así mereció la pena la experiencia sin lugar a dudas, y en la mejor de las compañías.

 

Después nos  refugiamos en la sala de control para entrar en calor porque la sensación térmica era de mucho frío por el viento que se estaba levantando, y acabamos la noche con una cena deliciosa para celebrar el gran día.

  

 

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